II EL REINO DE BUDA

II
EL REINO DE BUDA

Así como se ha dicho antes, cuando una comunidad vive en armonía y no olvida su deber de propagación de la Enseñanza del Dharma, irá extendiendo su esfera de acción y la Enseñanza se difundirá.

Esto significa que aumentarán los hombres en búsqueda de la Iluminación. Significa que desaparecerá  el ejército de la codicia, de la ignorancia y del resentimiento, guiado por el diablo de las tinieblas y de los deseos.
Y aparecerán en su lugar, la sabiduría, la clarividencia, la fe y la alegría.
Los dominios del diablo son el deseo, la oscuridad, la lucha, la espada, la sangre y la guerra. También se incluyen la envidia, el prejuicio, el odio, el engaño, la adulación, el secreto y el abuso.
Supongamos que en este reino brilla la Luz de la Sabiduría, la lluvia de la misericordia cae sobre la tierra, las raíces de la fe se extienden y florece la flor de la alegría. Este domino del diablo se convertirá, en un instante, en la tierra de Buda.
Así como una dulce brisa y algunas flores anuncian la primavera, cuando un hombre logra la Iluminación, la hierba, los árboles, las montañas, los ríos y todas las otras cosas reciben una nueva vida.
Si el alma del hombre es pura, la tierra en que se halla también se inunda de pureza.
2. El alma sincera se transforma en un alma profunda que sigue por el Noble Camino. Es caritativa, obediente, entusiasta, tranquila, sabia, misericordiosa y conduce a los hombres al Camino. Así se edifica aquí la Tierra Pura de Buda.
Una casa en que vive un hombre humilde con su mujer  e hijos puede ser la morada en que habita Buda. Un país en que es imposible eliminar la lucha de clases también puede ser el reino de Buda.
El palacio hecho de oro y de joyas bañado de sangre no es el palacio de Buda. Una pequeña cabaña en donde la luna filtra su cristalina luz, puede ser un gran palacio donde Buda se hace presente si en ella vive un hombre de alma sincera.
Cuando la tierra de Buda es edificada sobre el alma pura de un hombre, éste atrae a sus semejantes y va aumentando el número. Se va extendiendo de la familia a la aldea, de la aldea a la ciudad, al reino y al mundo.
Propagar la Enseñanza de Buda es lo mismo que extender los dominios del reino de Buda.
3. En verdad, este mundo visto desde un aspecto, es el dominio del diablo; es un mundo de deseos; es un campo de batalla cubierto de sangre. Los que creen en la Iluminación de Buda tratan de recuperarlo de las manos del diablo cambiando la sangre por la leche, el odio por la compasión y la caridad, y tratan de edificar el Reino Puro de Buda.
Es casi imposible pretender vaciar el océano con una cuchara, pero los que creen en Buda, quieren llevar a cabo esta obra aunque sea a través de muchas vidas.
Buda nos espera de pie en la otra orilla, en el mundo de la Iluminación en donde no existe la codicia, la ira, la ignorancia ni los sufrimientos.
Allí brilla la Luz de la Sabiduría, y la lluvia de la Misericordia humedece la tierra.
4. La misión de Buda no conoce fin. Mientras exista el hombre, mientras existan las criaturas vivas, mientras las almas de estas criaturas sean manchadas por el egoísmo no cesará.
Cuando se prende una luz se van prendiendo otras. De la misma manera, la luz del alma de Buda, va prendiendo el alma de los hombres una y otra vez eternamente.
Dijo Jesús:
Nadie puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien, se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se puede servir a Dios y al Dinero.    Mateo 6.24 y Lucas 16.13
El Camino
Entren por la puerta estrecha, porque es ancha la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que van por allí. Pero es angosta la puerta y estrecho el Camino que lleva a la Vida, y son pocos los que lo encuentran.   Mateo 6.13-14 y Lucas 13.24
Busquen primero el Reino y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura. No se inquieten por el día de mañana; el mañana se inquietará por sí mismo. A cada día le basta su aflicción.    Mateo 6.33-34
Mientras Jesús estaba comiendo en la casa, acudieron muchos publicanos y pecadores, y se sentaron a comer con él y sus discípulos. Al ver esto, los fariseos dijeron a los discípulos: "¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?". Jesús, que había oído, respondió: "No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Vayan y aprendan qué significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios.    Mateo 9.10-13
Había entre los fariseos un hombre llamado Nicodemo, que era uno de los notables entre los judíos.  Fue de noche a ver a Jesús y le dijo: "Maestro, sabemos que tú has venido de parte de Dios para enseñar, porque nadie puede realizar los signos que tú haces, si Dios no está con él". Jesús le respondió: "Te aseguro que el que no renace de lo Alto no puede ver el Reino de Dios".
Nicodemo le preguntó: "¿Cómo un hombre puede nacer cuando ya es viejo? ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el seno de su madre y volver a nacer?". Jesús le respondió: "Te aseguro que el que no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios.
Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu es espíritu.
Juan 3.1-6
Todo el que obra mal odia la Luz y no se acerca a ella, por temor de que sus obras sean descubiertas.  En cambio, el que obra conforme a la verdad se acerca a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras han sido hechas en Dios". Juan 5.20-21
"Ustedes viven en lo bajo, yo soy de lo alto.
Por eso les he dicho: "Ustedes morirán en sus pecados".
Porque si no creen en Dios Yo Soy, morirán en sus pecados".   Juan 8.23-24
No hay árbol bueno que dé frutos malos, ni árbol malo que dé frutos buenos: cada árbol se reconoce por su fruto. No se recogen higos de los espinos ni se cosechan uvas de las zarzas. 
El hombre bueno saca el bien del tesoro de bondad que tiene en su corazón. El malo saca el mal de su maldad, porque de la abundancia del corazón habla la boca.       Lucas 6. 43-45 y Mateo 7. 16-18; 12. 33-35
        

        
 

I LA EDIFICACION DEL REINO DE BUDA


I
LA EDIFICACION DEL REINO DE BUDA


1. Imaginemos un gran campo desierto en absoluta oscuridad, sin ninguna luz. Muchas criaturas vivas pululan en este lugar.



Debido a la oscuridad ninguno puede conocer la existencia del otro. Cada uno deambula y se retuerce aterrado por la soledad. Es realmente un estado lamentable.


Imaginemos que de repente se haga la luz. Aparece un hombre con una antorcha en la mano y el campo oscuro se inunda de luz súbitamente.


Las criaturas que hasta entonces se retorcían en el suelo envueltos en la oscuridad, se ponen de pie y al mirar a su alrededor descubren a sus semejantes. Con voces de júbilo corren a encontrarse y se abrazan compartiendo su felicidad.


Este campo desierto es la vida, la oscuridad es la carencia de la luz de la Sabiduría. El que no tiene la Luz de la Sabiduría dentro de su alma, no sabe estar en armonía con sus semejantes. Es un ser solitario que nace y muere solo, por ello es natural que se mueva sin rumbo fijo y tema a la soledad.


La aparición de un hombre superior con una antorcha, significa la llegada de Buda a este mundo con la Luz de la Sabiduría.


Al ser alumbrados con esta Luz, por primera vez los hombres llegan a conocer a sus semejantes y a establecer relaciones amistosas y pacíficas.


Por más que miles de personas vivan juntas, mientras no se conozcan unas a otras, no se puede constituir una sociedad.


La verdadera comunidad es aquella en que los hombres, guiados por la Luz de la Sabiduría, se conocen y tienen fe en sus semejantes.


La armonía es el verdadero fundamento y la vida de las comunidades.

6. Había una vez un rey llamado Calamidad. Su territorio fue conquistado por un rey vecino amate de la guerra que se llamaba Brahmadatta. El rey Calamidad después de haber estado escondido con su hijo y esposa fue apresado, pero afortunadamente su hijo logró escapar.


El príncipe trató de rescatarlo el día de su ejecución, pero todo fue en vano. Tuvo que contemplar con lágrimas la muerte de su desdichado padre.


El rey reconoció a su hijo entre la multitud y murmuró estas palabras como si hablara consigo mismo. “No te detengas a mirar mucho. No actúes precipitadamente, el resentimiento sólo se aplaca con el olvido.”


Este príncipe vivía pensando sólo en la venganza. Logró entrar en el palacio a servir, y poco a poco se fue ganando la confianza del rey.


Un día el rey salió de caza. El príncipe pensó que era la ocasión de realizar su venganza, alejó la tropa del rey y fue solo con él a las montañas. El rey, cansado de tanto correr, se durmió en las rodillas de este joven que se había ganado su confianza.


El príncipe pensó que había llegado la hora, desenvainó su espada y la acercó a la garganta del rey. Sin embargo, en ese momento recordó las palabras de su padre, y no pudo mover las manos. De repente, el rey despertó asustado con un sudor frío que le corría por el cuerpo. Le dijo que había soñado que el hijo del rey Calamidad le intentaba clavar la espada en la garganta.


El príncipe agarró con fuerzas al rey y levantó su espada. Declaró que era el hijo del rey Calamidad y que había llegado la hora de vengar a su padre. Sin embargo, enseguida hizo caer su espada y se arrodilló frente al rey.


El rey asombrado se levantó. Cuando el príncipe le habló de las últimas palabras de padre, se emocionó mucho. Se pidieron mutuamente perdón y se perdonaron. El rey devolvió al príncipe su reino y ambos reinos mantuvieron relaciones amistosas durante mucho tiempo.


En esta parábola, el “no ver por mucho tiempo” es no mantener por mucho tiempo los resentimientos. “No te precipites” significa que nunca uno debe apurarse para romper una amistad.


El resentimiento no se calma con el resentimiento, sólo se aplaca con el olvido.


Todas las personas, en general, deberían juzgar y actuar según este espíritu.



Dijo Jesús:

Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso. No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados. Den, y se les dará. Les volcarán sobre el regazo una buena medida, apretada, sacudida y desbordante. Porque la medida con que ustedes midan también se usará para ustedes".    Lucas 6.36-38


Los escribas y los fariseos observaban atentamente a Jesús para ver si curaba en sábado, porque querían encontrar algo de qué acusarlo. Pero Jesús, conociendo sus intenciones, dijo al hombre que tenía la mano paralizada: "Levántate y quédate de pie delante de todos". Él se levantó y permaneció de pie. Luego les dijo: "Yo les pregunto: ¿Está permitido en sábado, hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla?". Y dirigiendo una mirada a todos, dijo al hombre: "Extiende tu mano". Él la extendió y su mano quedó curada.    Lucas 6.7-10


Él les respondió: "Mi Padre trabaja siempre, y yo también trabajo".  Juan 5.17


"Simón, tengo algo que decirte". "Di, Maestro", respondió él. "Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios, el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, perdonó a ambos la deuda. ¿Cuál de los dos lo amará más?". Simón contestó: "Pienso que aquel a quien perdonó más". Jesús le dijo: "Has juzgado bien".

"¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y tú no derramaste agua sobre mis pies; en cambio, ella los bañó con sus lágrimas y los secó con sus cabellos. Tú no ungiste mi cabeza; ella derramó perfume sobre mis pies. Por eso te digo que sus numerosos pecados le han sido perdonados porque ha demostrado mucho amor.

Jesús dijo a la mujer: "Tu fe te ha salvado, vete en paz".    Lucas 7.40-50


"La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que lleguen más trabajadores para la cosecha. ¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en medio de lobos. Al entrar en una casa, digan primero: "¡Que descienda la paz sobre esta casa!". Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes.     Lucas 10.2-6


"Te alabo, Padre, Dios del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido. Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar".

Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: "¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven! ¡Les aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron!".     Lucas 10.


"Cuídense de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía. No hay nada oculto que no deba ser revelado, ni nada secreto que no deba ser conocido. Por eso, todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad, será escuchado en pleno día; y lo que han hablado al oído, en las habitaciones más ocultas, será proclamado desde lo alto de las casas.     Lucas 12.1-3


Cuando los lleven ante las sinagogas, ante los magistrados y las autoridades, no se preocupen de cómo se van a defender o qué van a decir, porque el Espíritu Santo les enseñará en ese momento lo que deban decir".     Lucas 12.11-12


"Cuídense de toda avaricia, porque aun en medio de la abundancia, la vida de un hombre no está asegurada por sus riquezas".

"Por eso les digo: No se inquieten por la vida, pensando qué van a comer, ni por el cuerpo, pensando con qué se van a vestir. Porque la vida vale más que la comida, y el cuerpo más que el vestido. Fíjense en los cuervos: no siembran ni cosechan, no tienen despensa ni granero, y Dios los alimenta. ¡Cuánto más valen ustedes que los pájaros!

¿Y quién de ustedes, por mucho que se inquiete, puede añadir un instante al tiempo de su vida? Si aun las cosas más pequeñas superan sus fuerzas, ¿por qué se inquietan por las otras? Fíjense en los lirios: no hilan ni tejen; sin embargo, les aseguro que ni Salomón, en el esplendor de su gloria, se vistió como uno de ellos. Si Dios viste así a la hierba, que hoy está en el campo y mañana es echada al fuego, ¡cuánto más hará por ustedes, hombres de poca fe!

Tampoco tienen que preocuparse por lo que van a comer o beber; no se inquieten, porque son los paganos de este mundo los que van detrás de esas cosas. El Padre sabe que ustedes las necesitan. Busquen más bien su Reino, y lo demás se les dará por añadidura.

No temas pequeño Rebaño, porque el Padre de ustedes ha querido darles el Reino.

Acumulen un tesoro inagotable en el cielo, donde no se acerca el ladrón ni destruye la polilla. Porque allí donde tengan su tesoro, tendrán también su corazón.     Lucas 12.15-34


"¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?". Él le respondió: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti mismo".

"Has respondido exactamente, le dijo Jesús; obra así y alcanzarás la vida".     Lucas 10.26-28


“Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste.

Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno para que sean perfectamente uno y el mundo conozca que tú me has enviado, y que los has amado a ellos como me amaste a mí.

Les di a conocer tu Nombre, Yo Soy, y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú me amaste esté en ellos, y yo también esté en ellos".     Juan 16.20-26


"Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra de Dios y la practican".      Lucas 8.21

Si ustedes me aman, cumplirán mis mandamientos.      Juan 14.15


Y yo rogaré al Padre, y él les dará otro Paráclito para que esté siempre con ustedes: el Espíritu de la Verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce. Ustedes, en cambio, lo conocen, porque él permanece con ustedes y estará en ustedes.

"El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él.

El que no me ama no es fiel a mis palabras.

La palabra que ustedes oyeron no es mía, sino del Padre que me envió.

Yo les digo estas cosas mientras permanezco con ustedes.

Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi Nombre, les enseñará todo y les recordará lo que les he dicho.      Juan 14.15-26

 


 
  
 

Las Practicas del Camino 2


LAS PRACTICAS DEL CAMINO
 
 
10. Había un joven llamado Srona que era de familia acaudalada pero enfermizo de nacimiento. Se encontró con Buda y se hizo su discípulo. Practicaba con gran ahínco el Camino hasta que le sangraron los pies, pero no lograba alcanzar la Iluminación.
Buda se compadeció y le dijo: “Srona, tú has aprendido a tocar el arpa cuando estabas en tu casa y has comprobado que para sacar un buen sonido es preciso no tensar ni aflojar demasiado la cuerda. La cuerda suena bien sólo cuando no está ni demasiado tensa ni demasiado floja.”
 
“Para alcanzar la Iluminación ocurre lo mismo. Si no eres diligente no conseguirás el Camino, pero tampoco lo conseguirás si te esfuerzas con demasiada tensión. Por eso tienes que conservar la moderación en los esfuerzos que haces.”
Con esta indicación de Buda, por fin Srona alcanzó la Iluminación.
 
11. Hace muchísimo tiempo había un príncipe llamado el príncipe de las Cinco Armas. Recibió este nombre porque había sido instruido por un maestro, y era diestro en manejar las armas. Un día, en un lugar solitario a su regreso a casa, después de haber estado donde su maestro, le salió al paso un monstruo.
 
El monstruo se acercó con mucha calma al príncipe, diciéndole: “Lo siento por ti, pero te voy a comer”. El príncipe lanzo primero una flecha, pero no le pudo herir porque la flecha se pegó en sus pelos como con cola. No le sirvieron ni la espada, ni la lanza, ni la porra, ni la jabalina, pues todas se pegaron en los pelos del monstruo.
 
Ya sin armas, el príncipe levanto el puño para pegarle y su pierna para patearle, pero hasta el cuerpo del príncipe se pegó en los pelos del monstruo.
 
Ya sin armas, el príncipe levanto el puño para pegarle, pero hasta el cuerpo del príncipe se pegó en los pelos del monstruo. Trató de dar un cabezazo, pero hasta la cabeza se pegó.
 
“Ya estás en mis manos, ahora te comeré”, le dijo el monstruo. Pero el príncipe le contestó riendo: “Tú piensas que se han acabado mis armas, pero todavía me queda una de acero. Si tú me tragas, con esta arma te abriré la barriga desde adentro”. Y no le mostró ningún temor.
 
El monstruo admirado de esta valentía, soltó enseguida al príncipe. Recibió de él las buenas Enseñanzas y dejó de hacer fechorías.
 
12. El que no se avergüenza ante sí mismo ni ante la gente destruye el mundo. El que se avergüenza ante sí mismo y ante la gente protege el mundo. Se respeta a los padres, a los maestros, y a los mayores, y se mantiene el orden entre los hermanos porque existe la vergüenza. Es de mucho valor avergonzarse de sí mismo contemplándose a sí mismo, y el avergonzarse de sí mismo contemplando a los otros.
 
Si alguien se arrepiente, el pecado deja de ser pecado, pero si no nace el arrepentimiento, el pecado será pecado para la eternidad y no dejará de acusarle.
 
Hay que escuchar el Dharma, pensar varias veces en su sentido y practicarlo, y así, por fin, esta Enseñanza será parte de uno mismo. Con sólo escuchar la Enseñanza, si no se piensa ni se practica, no se puede decir que se la haya aprendido.
 
La fe, la humildad, la vergüenza, el esfuerzo y la Sabiduría son las grandes fuerzas de este mundo. Entre ellas la Sabiduría es la principal y las demás le acompañan. Para el que practica el Camino, el armar pleitos, el hablar en vano y el dormir de más, pueden ser causa de caída.
 
13. Aunque se practique el Camino de la misma forma, hay quienes encuentran la Iluminación primero, hay otros que la alcanzan después. Por eso, no hay que entristecerse al ver que otros alcanzan el Camino antes que uno. Como el que aprende arquería, aunque en el principio no dé en el blanco, con la práctica llega a darle. Como todas las corrientes van a dar a la mar, del mismo modo quien no cesa en la búsqueda del Camino, algún día alcanzará la Iluminación.
 
Como se ha explicado antes, si se abren los ojos, las Enseñanzas están en todas partes. De la misma manera las oportunidades para la Iluminación se encuentran en todas partes.
 
Un hombre alcanzó la Iluminación cuando quemaba el incienso y comprendió que el perfume existe y no existe a la vez, y que no viene ni va.
 
Un hombre alcanzó la Iluminación cuando comprendió que una misma alma puede convertirse en un nido de pasiones terrenales como también en sede de la Iluminación. Cuando uno se clava una espina en la pierna se da cuenta que el alma que siente el dolor es la misma que no la sentía antes. Es decir, el alma es una sola pero cambian las circunstancias.
 
Un hombre avaro alcanzó la Iluminación cuando pensó en sus deseos y se dio cuenta de que la leña de los deseos puede convertirse, un día, en la hoguera de la Sabiduría.
 
Un hombre alcanzó la Iluminación cuando comprendió que las diferencias de este mundo son ocasionadas por las diferencias de visiones del alma. Lo comprendió cuando le dijeron: “Equilibra tu alma. Si se equilibra tu alma, toda la tierra se convertirá en un llano.” Como puede verse, las ocasiones para alcanzar la Iluminación son ilimitadas.
 
 
 
Dijo Jesús:
Las Bienaventuranzas
Al ver a la multitud, Jesús subió al monte, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él. Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:
Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices los afligidos, porque serán consolados.
Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
 
Ustedes son la Luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña. Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa. Así debe brillar ante los ojos de los hombres la Luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en lo alto.      Mateo 5.14-16
 
Ustedes han oído también que se dijo a los antepasados: No jurarás falsamente, y cumplirás los juramentos hechos a Dios. Pero yo les digo que no juren de ningún modo: ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies. No jures tampoco por tu cabeza, porque no puedes convertir en blanco o negro uno solo de tus cabellos.  Cuando ustedes digan "sí", que sea sí, y cuando digan "no", que sea no. Todo lo que se dice de más, viene del Maligno.      Mateo 5.33-37
 
 
Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos? Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos? Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.      Mateo 5.46-47
 
Cuando ustedes oren, no hagan como los hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa. Tú, en cambio, cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos: ellos creen que por mucho hablar serán escuchados.      Mateo 6.5-7
 
 
Nadie puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien, se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se puede servir a Dios y al Dinero.    Mateo 6.24
 
 
No juzguen, para no ser juzgados. Porque con el criterio con que ustedes juzguen se los juzgará, y la medida con que midan se usará para ustedes.  ¿Por qué te fijas en la paja que está en el ojo de tu hermano y no adviertes la viga que está en el tuyo?  ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: "Deja que te saque la paja de tu ojo", si hay una viga en el tuyo?  Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano.       Mateo 7.1-5 y Lucas 6. 37-38, 41-42  Marcos 4. 24
 
Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas.        Mateo 7.12 y Lucas 6. 31
 
No son los que me dicen: "Señor, Señor", los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo.  Muchos me dirán en aquel día: "Señor, Señor, ¿acaso no profetizamos en tu Nombre? ¿No expulsamos a los demonios e hicimos muchos milagros en tu Nombre?". Entonces yo les manifestaré: "Jamás los conocí; apártense de mí, ustedes, los que hacen el mal".        Mateo 7.21-23 y Lucas 6. 46; 13. 26-27
 
Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca. Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena.  Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: esta se derrumbó, y su ruina fue grande".        Mateo 7.24-27 y Lucas 6. 47-49