I
LA EDIFICACION DEL REINO DE BUDA
LA EDIFICACION DEL REINO DE BUDA
Debido a la oscuridad ninguno puede conocer
la existencia del otro. Cada uno deambula y se retuerce aterrado por la
soledad. Es realmente un estado lamentable.
Imaginemos que de repente se haga la luz.
Aparece un hombre con una antorcha en la mano y el campo oscuro se inunda de
luz súbitamente.
Las criaturas que hasta entonces se retorcían
en el suelo envueltos en la oscuridad, se ponen de pie y al mirar a su
alrededor descubren a sus semejantes. Con voces de júbilo corren a encontrarse
y se abrazan compartiendo su felicidad.
Este campo desierto es la vida, la oscuridad
es la carencia de la luz de la Sabiduría. El que no tiene la Luz de la
Sabiduría dentro de su alma, no sabe estar en armonía con sus semejantes. Es un
ser solitario que nace y muere solo, por ello es natural que se mueva sin rumbo
fijo y tema a la soledad.
La aparición de un hombre superior con una
antorcha, significa la llegada de Buda a este mundo con la Luz de la Sabiduría.
Al ser alumbrados con esta Luz, por primera
vez los hombres llegan a conocer a sus semejantes y a establecer relaciones
amistosas y pacíficas.
Por más que miles de personas vivan juntas,
mientras no se conozcan unas a otras, no se puede constituir una sociedad.
La verdadera comunidad es aquella en que los
hombres, guiados por la Luz de la Sabiduría, se conocen y tienen fe en sus
semejantes.
La armonía es el verdadero fundamento y la
vida de las comunidades.
6. Había una vez un rey llamado Calamidad. Su
territorio fue conquistado por un rey vecino amate de la guerra que se llamaba
Brahmadatta. El rey Calamidad después de haber estado escondido con su hijo y
esposa fue apresado, pero afortunadamente su hijo logró escapar.
El príncipe trató de rescatarlo el día de su
ejecución, pero todo fue en vano. Tuvo que contemplar con lágrimas la muerte de
su desdichado padre.
El rey reconoció a su hijo entre la multitud
y murmuró estas palabras como si hablara consigo mismo. “No te detengas a mirar
mucho. No actúes precipitadamente, el resentimiento sólo se aplaca con el
olvido.”
Este príncipe vivía pensando sólo en la
venganza. Logró entrar en el palacio a servir, y poco a poco se fue ganando la
confianza del rey.
Un día el rey salió de caza. El príncipe
pensó que era la ocasión de realizar su venganza, alejó la tropa del rey y fue
solo con él a las montañas. El rey, cansado de tanto correr, se durmió en las
rodillas de este joven que se había ganado su confianza.
El príncipe pensó que había llegado la hora,
desenvainó su espada y la acercó a la garganta del rey. Sin embargo, en ese
momento recordó las palabras de su padre, y no pudo mover las manos. De
repente, el rey despertó asustado con un sudor frío que le corría por el
cuerpo. Le dijo que había soñado que el hijo del rey Calamidad le intentaba
clavar la espada en la garganta.
El príncipe agarró con fuerzas al rey y
levantó su espada. Declaró que era el hijo del rey Calamidad y que había
llegado la hora de vengar a su padre. Sin embargo, enseguida hizo caer su
espada y se arrodilló frente al rey.
El rey asombrado se levantó. Cuando el
príncipe le habló de las últimas palabras de padre, se emocionó mucho. Se pidieron
mutuamente perdón y se perdonaron. El rey devolvió al príncipe su reino y ambos
reinos mantuvieron relaciones amistosas durante mucho tiempo.
En esta parábola, el “no ver por mucho
tiempo” es no mantener por mucho tiempo los resentimientos. “No te precipites” significa
que nunca uno debe apurarse para romper una amistad.
El resentimiento no se calma con el
resentimiento, sólo se aplaca con el olvido.
Todas las personas, en general, deberían
juzgar y actuar según este espíritu.
Dijo
Jesús:
Sean misericordiosos, como el Padre de
ustedes es misericordioso. No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no
serán condenados; perdonen y serán perdonados. Den, y se les dará. Les volcarán
sobre el regazo una buena medida, apretada, sacudida y desbordante. Porque la
medida con que ustedes midan también se usará para ustedes". Lucas 6.36-38
Los escribas y los fariseos observaban
atentamente a Jesús para ver si curaba en sábado, porque querían encontrar algo
de qué acusarlo. Pero Jesús, conociendo sus intenciones, dijo al hombre que
tenía la mano paralizada: "Levántate y quédate de pie delante de
todos". Él se levantó y permaneció de pie. Luego les dijo: "Yo les
pregunto: ¿Está permitido en sábado, hacer el bien o el mal, salvar una vida o
perderla?". Y dirigiendo una mirada a todos, dijo al hombre:
"Extiende tu mano". Él la extendió y su mano quedó curada. Lucas 6.7-10
Él les respondió: "Mi Padre trabaja
siempre, y yo también trabajo". Juan
5.17
"Simón, tengo algo que decirte".
"Di, Maestro", respondió él. "Un prestamista tenía dos deudores:
uno le debía quinientos denarios, el otro cincuenta. Como no tenían con qué
pagar, perdonó a ambos la deuda. ¿Cuál de los dos lo amará más?". Simón
contestó: "Pienso que aquel a quien perdonó más". Jesús le dijo:
"Has juzgado bien".
"¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y
tú no derramaste agua sobre mis pies; en cambio, ella los bañó con sus lágrimas
y los secó con sus cabellos. Tú no ungiste mi cabeza; ella derramó perfume
sobre mis pies. Por eso te digo que sus numerosos pecados le han sido
perdonados porque ha demostrado mucho amor.
Jesús dijo a la mujer: "Tu fe te ha
salvado, vete en paz". Lucas
7.40-50
"La cosecha es abundante, pero los
trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que lleguen más
trabajadores para la cosecha. ¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en medio de
lobos. Al entrar en una casa, digan primero: "¡Que descienda la paz sobre
esta casa!". Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará
sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes. Lucas 10.2-6
"Te alabo, Padre, Dios del cielo y de la
tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y
haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido. Todo me
ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como
nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera
revelar".
Después, volviéndose hacia sus discípulos,
Jesús les dijo a ellos solos: "¡Felices los ojos que ven lo que ustedes
ven! ¡Les aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven
y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron!". Lucas 10.
"Cuídense de la levadura de los
fariseos, que es la hipocresía. No hay nada oculto que no deba ser revelado, ni
nada secreto que no deba ser conocido. Por eso, todo lo que ustedes han dicho
en la oscuridad, será escuchado en pleno día; y lo que han hablado al oído, en
las habitaciones más ocultas, será proclamado desde lo alto de las casas. Lucas 12.1-3
Cuando los lleven ante las sinagogas, ante
los magistrados y las autoridades, no se preocupen de cómo se van a defender o
qué van a decir, porque el Espíritu Santo les enseñará en ese momento lo que
deban decir". Lucas 12.11-12
"Cuídense de toda avaricia, porque aun
en medio de la abundancia, la vida de un hombre no está asegurada por sus
riquezas".
"Por eso les digo: No se inquieten por
la vida, pensando qué van a comer, ni por el cuerpo, pensando con qué se van a
vestir. Porque la vida vale más que la comida, y el cuerpo más que el vestido.
Fíjense en los cuervos: no siembran ni cosechan, no tienen despensa ni granero,
y Dios los alimenta. ¡Cuánto más valen ustedes que los pájaros!
¿Y quién de ustedes, por mucho que se
inquiete, puede añadir un instante al tiempo de su vida? Si aun las cosas más
pequeñas superan sus fuerzas, ¿por qué se inquietan por las otras? Fíjense en
los lirios: no hilan ni tejen; sin embargo, les aseguro que ni Salomón, en el
esplendor de su gloria, se vistió como uno de ellos. Si Dios viste así a la hierba,
que hoy está en el campo y mañana es echada al fuego, ¡cuánto más hará por
ustedes, hombres de poca fe!
Tampoco tienen que preocuparse por lo que van
a comer o beber; no se inquieten, porque son los paganos de este mundo los que
van detrás de esas cosas. El Padre sabe que ustedes las necesitan. Busquen más
bien su Reino, y lo demás se les dará por añadidura.
No temas pequeño Rebaño, porque el Padre de
ustedes ha querido darles el Reino.
Acumulen un tesoro inagotable en el cielo,
donde no se acerca el ladrón ni destruye la polilla. Porque allí donde tengan
su tesoro, tendrán también su corazón. Lucas 12.15-34
"¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees
en ella?". Él le respondió: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu
corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu
prójimo como a ti mismo".
"Has respondido exactamente, le dijo
Jesús; obra así y alcanzarás la vida". Lucas 10.26-28
“Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en
mí y yo en ti, que también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que
tú me enviaste.
Yo les he dado la gloria que tú me diste,
para que sean uno, como nosotros somos uno para que sean perfectamente uno y el
mundo conozca que tú me has enviado, y que los has amado a ellos como me amaste
a mí.
Les di a conocer tu Nombre, Yo Soy, y se lo
seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú me amaste esté en ellos, y
yo también esté en ellos". Juan
16.20-26
"Mi madre y mis hermanos son los que
escuchan la Palabra de Dios y la practican". Lucas 8.21
Si ustedes me aman, cumplirán mis
mandamientos. Juan 14.15
Y yo rogaré al Padre, y él les dará otro
Paráclito para que esté siempre con ustedes: el Espíritu de la Verdad, a quien
el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce. Ustedes, en cambio, lo
conocen, porque él permanece con ustedes y estará en ustedes.
"El que me ama será fiel a mi palabra, y
mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él.
El que no me ama no es fiel a mis palabras.
La palabra que ustedes oyeron no es mía, sino
del Padre que me envió.
Yo les digo estas cosas mientras permanezco
con ustedes.
Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el
Padre enviará en mi Nombre, les enseñará todo y les recordará lo que les he
dicho. Juan 14.15-26