María Madre de Jesús en Navidad

María Madre de Jesús

Hoy les traigo Mi vida, en el Nombre de la gloriosa Llama Sanadora desde el Corazón del Universo a fin de magnificar la grandeza de vuestra Presencia y la gloria de vuestro
Plan Divino.

Amados: por muchas, muchas edades, Mi evolución particular ha tenido que ver con el poder del sostenimiento de la “Inmaculada Concepción”, como se suele decir en el mundo terrenal. Quisiera hacer algunos comentarios sobre esto brevemente. Los invito a que sean Mis huéspedes, al ingresar en las Esferas Internas, y que allí utilicen Conmigo vuestras propias dulces energías para ayudarnos en Nuestra Causa. Así que les pido que sean pacientes mientras me refiero a un tema muy importante para Mí. Si toman la decisión individual de aplicar este mismo poder de concentración ¡les traerá una gran liberación!

Vuestra conciencia es el taller de trabajo, es la “copa” creada por todo lo que ustedes conocen y experimentan en el mundo mental, emocional, etérico y físico. Amados, muchas de vuestras conciencias son como casas que fueron abandonadas por muchos años. Ustedes saben cómo se ven las sillas cuando están cubiertas de abundantes telarañas. Así se ven los variados conceptos y pensamientos-forma, cristalizados por los años. Entonces la conciencia exterioriza, una y otra vez, eso que ustedes han aceptado por costumbre. Ahora, como una Madre, vengo a hacer en vuestras casas una limpieza profunda; vengo a barrer por completo esa solidificada conciencia de aflicción, de limitación, de vejez, de falta de dinero, de drama y vengo a ayudarles a establecer un nuevo hogar dentro del cual puedan invitar al Cristo Espiritual. ¿Podrán ayudarme ahora en esta gozosa experiencia?

A lo largo de muchas edades, en los grandes Templos de los Elementales, primero aprendí y luego enseñé cómo crear una forma perfecta. Estudié cómo verter los sentimientos rítmicamente una vez cada hora, o una vez por día, dependiendo del ritmo que se hubiera establecido dentro de esa forma. Luego aprendí cómo sostener un corazón a su alrededor hecho de sustancia etérica, de modo que el pensamiento-forma no pudiera ser disuelto por presiones del exterior. En el momento en que se Nos dio la oportunidad de ofrecernos para ayudar en el gran Servicio Cristiano, este entrenamiento Me permitió postularme para tener el gran honor de convertirme en la Madre y Protectora del Cristo. Les cuento que en mi preparación se Me requirió que sostuviera el “Concepto Inmaculado”, la FORMA DIVINA PERFECTA, en Mi mente por tres horas, alimentándolo con Mi amor y con Mis sentimientos. Durante este tiempo, el Gran Iniciador dirigió hacia Mí toda la actividad concentrada que se pueda concebir, para intentar distraer Mi atención, no solamente con presiones perturbadoras, sino con aquellas cosas que más amaba, con cualquier cosa que pudiera quitar Mi atención del sostenimiento de ese Concepto. Al finalizar esas tres horas, se Me dio la oportunidad de convertirme en la Madre, Guardiana y Protectora de nuestro amado Jesús.

Muchos podrían pensar, que luego de Su nacimiento Yo renunciaría al sostenimiento de esa poderosa protección, el “Concepto Inmaculado” de ese cuerpo, de esa mente y de esos sentimientos sensibles y hermosos. Sin embargo, fue más que necesario entonces sostener esa vigilancia. Vean ustedes, en la infancia y en las primeras etapas de crecimiento, el Santo Cristo Interno de un individuo no tiene todavía suficiente control del vehículo como para sostener la guardia por sí mismo. En aquel entonces, ustedes saben, ¡Yo no había ascendido!

La gente mira hacia atrás a través de las edades y ve el “encanto del ayer”, y esta tendencia humana le ha adjudicado a la primera Dispensación Cristiana un aspecto irreal. En aquellos días que vivimos, cuando caminábamos por las calles polvorientas; cuando, con gratitud, Nos refrescábamos en las frescas vertientes; cuando Nos protegíamos lo mejor que podíamos del calor del Sol de mediodía; éramos personas como ustedes, con conciencias y sentidos abiertos a la mente de la masa de la humanidad. En aquellos días, vimos muchas, muchas actividades en el mundo externo, como Sufrimientos en los cuerpos y en las mentes, de los que hoy Occidente está protegido por el progreso de la civilización. Vimos morir a muchos leprosos, cuerpos secándose por todas partes y pobreza de una clase que no se observa hoy en Occidente, aunque todavía puede verse en la India y en Oriente. Todas estas cosas estaban ante Nosotros, no solamente ante Nuestros ojos, sino frente a Nuestra atención constante. José y Yo vivíamos en ese mundo y nos encomendamos a criar a Ese Niño, impidiendo que Él registrara esta discordia en la extraordinariamente sensible acción vibratoria de Su conciencia. Si esa imperfección se hubiera registrado en Su conciencia y Sus sentimientos, al conectarse con ella, la hubiera exteriorizado como una mancha en la vestidura de Aquel que debía mantenerse inmaculado para poder atraer las Corrientes Cósmicas necesarias, cuando comenzara Su Servicio.

Cuando uno tiene una misión Cósmica, es difícil evitar la excesiva preocupación y aún así mantener esa terrible concentración Interna y esa fidelidad al “Concepto Inmaculado”. Fue difícil ver a ese Niño Pequeño atravesando las rigurosas disciplinas de Luxor. Ustedes saben del calor que hace en Egipto durante el día y con qué cuidado se protege a los niños pequeños, especialmente durante las horas del mediodía cuando el Sol está en su cenit. Aún así, desde temprano a la mañana y hasta bien entrada la tarde, cuando el Sol se ponía, tuve que perma¬necer esperándolo fuera del Templo. A veces, cuando Mi Hijo salía, tenía gotas de transpiración en Su frente y grandes ojeras en Su cara. Tenía que soportar disciplinas que muchos hombres y mujeres en edad adulta no habrían tolerado; aún así, Yo no debía interferir. Era Mi obligación y la de José darle completa libertad y aún, en esa libertad, sostener el Concepto en el que no había ni sombra de temor.

Cuando reconocimos que Él ya había recibido Su Propia iluminación, entonces encontramos la acción de magnificar al Soberano de Vida en cada circunstancia, aún en la más pequeña, ya se tratara del requerimiento de pan para Nuestra mesa o del animal de carga para llevarnos de regreso a Jerusalén y a Judea. Siempre lo dejamos todo enteramente en las manos de Nuestro Dios, y magnificamos la Presencia de Dios en las cosas diarias de la vida. Jesús creció en ese sentimiento de camaradería con el Dios Padre y en un enorme sentimiento de relajación en Su Omnipresencia.
Será de gran beneficio y ayuda para ustedes si pueden lograr ese mismo sentimiento de “reposo en la acción”, en el reconocimiento que la Presencia de Dios está lista para ayudarlos en vuestros requerimientos más pequeños o insignificantes, así como en las grandes crisis de vuestra vida.

Recuerden, amados hijos, que la camaradería y la amistad entre ustedes y vuestra propia Presencia Divina individual, el “Poderoso YO SOY”, establecida en las labores diarias de la vida, construye el presente para ustedes. De modo que, en las grandes crisis, ustedes ya tienen la fe, la fidelidad y la constancia de vuestro Poderoso Ser.
Todo lo que hicimos a lo largo de Nuestras vidas, lo realizamos en Su Nombre, para Su gloria y por Su poder.


Ustedes también lo hacen todo por Su poder, pero deben recordárselo continuamente a la mente consciente externa. Cuando lo recuerden lo suficiente, ¡llegarán a darse cuenta de que Dios no está lejos, sino que es el principio vivificador de vuestro propio ser!

“¡En el Nombre del Amado y Santo Jesucristo, invoco a todos los Servidores de Dios! Me dirijo a Ustedes en representación de es­tos, los “durmientes”, para que acepten las energías de estos seres no ascendidos que han llegado hasta aquí. Establezcan esta ener­gía rítmicamente cada hora hasta que se convierta en una Lla­ma, irradiando el sentimiento de lo maravilloso y fantástico que es el servicio a la vida. Que esa Llama penetre en sus concien­cias hasta que Su entusiasmo excite cada una de estas almas. Luego permítanles resurgir, magnificar al Soberano de la Vida, cumplir su desti­no y llegar a ser libres en Dios”.
Agradecida siempre a la Fuente de Vida, el Magno Padre-Madre Dios del Universo, por la oportunidad de ser una servidora de Su bondadoso Ser y de Su bondadoso Complemento. Siempre pido que a través de Mi radiación, Ser y mundo, Yo pueda magnificar la Presencia de Dios y Sus regalos para la gente de la Tierra o para los Planos Internos donde habito; amplificando siempre Su benevolencia, bondad, misericordia y Omnipresencia. Para esto nací y Existo, y por esto aún vivo para atender a aquellos que desean conocer la Libertad, a Dios.

María Le habla a Gabriel: “Amado Gabriel, Amigo de las edades, Tú que viniste a Mí en la hora de Mi prueba más importante, ¿Vendrás Conmigo al lado de cada mujer que dará a luz y de cada padre protector de ese niño que está por nacer? ¿Ayudarás a proteger y a sostener el “Concepto Inmaculado” en cada mente?”

Amado Gabriel: “¡Bendita Tú eres siempre entre todas las mujeres! Yo soy Tu Sirviente, como lo es todo Ángel, Deva, Querubín y Serafín en el Cielo. ¡Reina de los Ángeles, Estoy bajo Tu comando!

María habla: “Te damos las gracias, amado Gabriel. Ahora, que Tu poderosa Llama avance hacia delante, hacia el norte, hacia el este, hacia el sur y hacia el oeste. Que cada Ángel del Nacimiento, cada Constructor de la Forma, sea alertado, y que cada padre reciba la presión de ese contacto”.

Ahora me dirijo a los padres: “¡Padres de esta raza, cada uno de ustedes en todas partes! ¡Mientras reciben bajo vuestro cuidado un alma que ha jurado amar a Dios, acepten la visita de Gabriel y el amor de María, y lleven a esos niños hacia delante en la Luz!”

¿Es tan extraño participar en actividades que involucran a los sentidos más sutiles? ¡NO! Ya está llegando el día en que ustedes trabajarán de esta forma todo el tiempo; volando fugaces de planeta en planeta bajo la dirección de algún Gran Ser Cósmico, dando vuestras energías vitales donde sean más requeridas en el momento.

Vean ustedes, ya no están más “Confinados a la Tierra“, ya son casi libres. Hoy funcionaron en el Plano Astral, en el Plano Psíquico, en los Cielos más bajos y en los Planos del nacimiento; aún así, vuestros cuerpos físicos no se movieron de donde están ahora. Este es un enorme servicio que ustedes rindieron aquí, el que continuará durante toda la noche y todo el fin de semana, y aparte de eso, amados, les está dando cierto entrenamiento. Espero que puedan aceptarlo como una realidad.

¡Espero que esta noche puedan enterarse, que algún alma ha salido del “Confinamiento” donde por cientos de miles de años no se ha sabido del progreso de la vida! Traten de saber que algún alma con la conciencia casi petrificada se levantará de un diván gracias a vuestras invocaciones y que algún ser será liberado de la Esfera del “Confinamiento Terrestre”. Traten de darse cuenta que en algún lugar, cuando un bebé llore, su cuerpo será más perfecto y su mente más clara gracias a que ustedes “estuvieron aquí”.

Ahora estoy en la libertad de decirles que por cada uno de ustedes aquí presentes, al menos un alma será liberada de estos diversos lugares mencionados, ¡uno por cada uno! Piensen en lo que eso hará por el “Confinamiento”, por el “Reino de los Durmientes”, por el “Confinamiento Terrestre”, por algún alma que de otra manera hubiera estado destinada a un cuerpo lisiado y que ahora caminará en un cuerpo derecho y perfecto y que tendrá una mente sana ¡gracias a que ustedes eligieron entrar a esta meditación! Si nunca hicieron otra cosa en esta encarnación, han dado un buen servicio en este momento.

Les doy las gracias por vuestra amable aceptación de Mis palabras en vuestros sentimientos, en el Nombre de Mi Propio amado Hijo y en Mi Nombre.



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