MARÍA MAGDALENA: LO QUE NO SE DIJO 2

MARÍA MAGDALENA: LO QUE NO SE DIJO
Maestro Guía Kirael

Leonardo pintó el cuadro, mis amigos, y ahora han visto una película llamada El Código de Da Vinci. Les daré otra perspectiva de ese código, porque el cáliz del que habla fue el símbolo formado cuando el joven Maestro Jesús se echó hacia atrás de la hermosa energía de María Magdalena al ella echarse hacia atrás. Sí, mis amigos, ese es el cáliz que buscan. Es un cáliz que se les dijo no podía ser, el Santo Grial, una copa, desde la que el Maestro Jesús tomó los vinos de luz. Les digo, la única copa es la reunión del gran pensamiento de Cristo y el gran Amor de Diosa para formar eso en que todos pueden sumergirse a sí mismos, y ahí dentro encontrar paz.
Comprometan su vida acerca de lo que el Maestro Jesús, la Luz Crística misma, habló. No escuchen los cuentos acerca de María Magdalena como una mujer desenfrenada, o una que se había extraviado. Solamente escuchen al pensamiento en su corazón. Escuchen al saber que ustedes son el Leonardo Da Vinci de hoy y pinten su cuadro de nuevo. Píntenlo en el lienzo de su vida, un cuadro que los satisfaga.

¿Se ven a sí mismos sumergidos en riqueza? ¿Se ven a sí mismos con un papel que dice que son dueños de una propiedad? ¿Se ven a sí mismos con los últimos dispositivos del mundo entero, o se pueden ver a sí mismos reclinándose solo un poco, mirando al otro lado de ustedes y viendo amor y sabiendo que han encontrado armonía en su vida, tranquilidad? Ese lienzo que están viendo está siendo pintado por su pincel de pensamiento, que es ilimitado. No busquen dinero para gastarlo recogiendo las fuerzas de luz. Busquen su pincel para pintar un cuadro que es la luz. Hagan sus viajes como si el mundo dependiera de ustedes, como si un mundo entero que no puede hacer caso de mis palabras hoy debe sentir con ustedes como ustedes resuenan al Amor. Dejen que el lienzo se abra, mis amigos.

Sus historias dicen que poco tiempo después que el Maestro Jesús dejó su plano Terrestre, María Magdalena fue a santificar su cuerpo, pero que cuando ella llegó, no pudo encontrar el cuerpo de él. Hay más. Sus hombros cayeron hacia delante y su cuerpo se sacudido por el llanto, no de tristeza, pero de asombro, porque en ese momento, desde atrás, ella escuchó una voz que hizo eco dentro de ella. Se volteó hacia esa voz y vio la imagen que conocía tan bien como el hermoso maestro. Oh, cómo las lágrimas bajaban a torrentes por su cara. Se movió hacia él, y él dijo, “No, porque aún no he completado mi viaje a nuestro Creador. Solo deseo que escuches estas palabras. Equilibra lo que he hecho. Equilibra lo que he despertado dentro de la gente. Recuerda las muchedumbres al caer en forma de cascada por la falda de las montañas, escuchando cada palabra mía. Tan lejos era el fin de la multitud que era pero del tamaño de un pequeño guisante, sin embargo podían escucharme claramente, ¿acaso no es así, María?”

Ella lo miró, incapaz de decir una palabra, y él dijo, "Así como me escuchas ahora dentro de ti, no con tus oídos, María, pero con tu corazón, sí, el saber que te amo debe ser recordado por todos, sin embargo no lo será, porque el mundo, a como lo he dejado, aún está en la aprensión del Amor. Aún el temor penetra la gente. Ve ahora y encuentra a aquellos que me rodearon, aquellos que hablan de construir iglesias y mantener mi Luz viva. Todos fueron apiñados en una masa. Esa masa es el temor. Ve a ellos y di que me has visto. Ve como ellos reaccionan, pero di esto: No escuchen por mí en sus cabezas. No escuchen por mí en sus oídos. Escuchen por mí solamente en sus corazones y me escucharán tan claramente como tú me escuchas en este momento."
María, hombros hacia atrás, pecho afuera, barbilla sobresaliendo hacia delante, consideró esta visión de este hermoso hombre, Jesús, el Cristo encarnado, y dijo, “Les diré pero una cosa, Maestro,” y con eso, el sonrió y se fue. No se quedó para escuchar lo que era esa cosa, porque él sabía la respuesta. Ella les habló y dijo, "Lo he visto. Lo he tocado, no la carne, pero la Luz." Ella causó una terrible conmoción entre los discípulos porque, aunque querían creer, no conocían el Amor aún. Uno en particular la rechazó verbalmente, “Sin duda vosotros bromeáis,” fueron las palabras que dijo, “porque nuestro Maestro se fue, fue a estar con el Padre, como él nos habría enseñado.”

María no se sorprendió. Simplemente miró al discípulo a los ojos y dijo, “Escuchen,” y una gran, hermosa Diosa de Luz habló a través de María y dijo a los corazones de todos los discípulos, "Abran sus corazones en un momento colectivamente y encontrarán paz, y en paz, verán a su Maestro." Escucharon estas palabras profundamente dentro de ellos, sin embargo ni siquiera uno de ellos insinuó que había escuchado el más mínimo de los susurros.
Cada uno sabía que la belleza absoluta de la voz de esta Diosa pasando por María tuvo que haber sido una realidad, y así, colectivamente, como uno, entrelazaron sus corazones juntos, sin siquiera saber cómo. Simplemente se comprometieron a la trama y hablaron en una energía unificada, “Estamos aquí, Maestro.” Esa misma visión se manifestó ante ellos. Él miró a esos hermosos varones en Amor por primera vez y les habló: “Digan lo que deben. Hagan lo que quieran. Sean lo que son, pero recuerden este momento en todos los momentos por venir, y cuando predican los evangelios, cuando hablan de mi trabajo, por siempre hablen de María, el Amor de Magdalena, por siempre hablen de Jesús, el pensamiento de paz,“ y en eso, los discípulos cayeron de nuevo en sus rodillas. Al hacerlo, un discípulo perdió su fe, pero solamente por una fracción de segundo. Eso fue todo lo que fue. Y luego fueron dejados por el Maestro y la Diosa para mirar a María a los ojos.

María dejó salir un gran suspiro y dejó una última serie de lágrimas rodar por sus mejillas, porque ella sabía en ese momento que el Gran Cambio por el que ellos habían orado no sería. Se dio la vuelta y dejó estos jóvenes discípulos a su propio saber de lo que debían hacer. Se llevó el Amor con ella.

Aunque pueda que no se alegren por mis palabras, pueden recordar que el cáliz, esta gran copa que buscan, está sentada con ustedes este día. Solamente crean en sus corazones, en la paz de nuestro Creador, la santidad, a través del pensamiento, por el cual la paz es creada. Inclínense solo un poco y absórbanse en los suplicios del Amor y cada uno de ustedes será ese maestro que buscan fuera de ustedes hoy. Imaginen, queridos, la maestría de un mundo basado en el pensamiento de paz y la vibración del Amor.

Esto fue solo un llamado a despertar para ustedes. Oh, ¿acaso no saben que la mayoría de aquellos que ya sea leen El Código de Da Vinci o ven la película lo verán como nada más que un cuento bueno por algún actor?. Les diré algo hoy que no saben ya. ¿Saben quién es el guía del autor? Bueno, nos detendremos en Leonardo y permitiremos que ustedes lo descubran, porque les di su verdadero nombre. Aún no está hecho, mis amigos. Más películas estarán saliendo y las pueden ver de la manera que quieran, pero espero que las vean de la misma manera que les he pedido hoy que vean. No las vean con su mente. No piensen en las películas con negatividad o positivismo. Piensen solamente con Amor. Permitan que el Amor sea su pensamiento y sabrán qué significan esas películas. Más allá del Código de Da Vinci, mis amigos, es la iluminación de un mundo. No es demasiado tarde, o demasiado temprano.

Aquellos con la habilidad de canalizar a María Magdalena con frecuencia comienzan a canalizarla a través de sus acciones, y esa es la manera que María Magdalena lo querría, porque ella dejó de hablar el día que se alejó de esos discípulos cuando acabaron con el tejido del Amor. Las únicas palabras que habló desde ahí en adelante fueron las palabras de unidad, e incluso entonces, mis amigos, la mayoría de la gente simplemente no tenía el deseo de escuchar, porque unidad de alguna manera significaba renunciar a algo.

Un dorado, amoroso cáliz existe. Está hecho de las partículas de luz que combina el pensamiento de paz y la tranquilidad del amor. Aquellos de ustedes que beben de esta copa recordarán que son eternidad. Oh, todos ustedes tendrán eternidad. ¿Acaso no lo saben? ¿Cómo les gustaría ir de una vida, tal como en la que están, a otra y no tener que usar los velos? Bienvenidos al Gran Cambio. Es hora. Espero que yo haya causado que vean a María Magdalena en una luz mayor de lo que lo hicieron antes. De no ser así, entonces regresen y visualicen la historia nuevamente. Véanla junto al fuego cuando su luz era cada pedacito tan brillante como la de Jesús, y cómo, juntos, se absorbieron en el Cristo de Todo Lo Que Es.

Hoy, mis amigos, cuando griten con todas sus fuerzas al Maestro Jesús en sus oraciones, cuando se agiten y maldigan y dicen, “Hasta aquí, Jesús. Si no me respondes esta vez, puede que no crea en vos más adelante,” no se preocupen. Son escuchados. Sus palabras no son tomadas como una amenaza, y no recibirán más atención que cualquier otro. Recibirán la luz de lo femenino y lo masculino entretejido como un ser, unidos en el cáliz de Luz.

Kirael

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